lunes, 5 de noviembre de 2012

Tele... lo que sea


Sí, qué pasa, yo veo Gandía Shore. Eso, y otros muchos programas de los llamados “telebasura”. Pero vamos, que no soy el único: millones de personas se dejan hipnotizar ante el televisor cada día para asistir a espectáculos más o menos bochornosos, más o menos surrealistas, más o menos esperpénticos. En cuanto al daño que la contemplación de estos circos catódicos puede provocar en nuestras cansadas neuronas... Bueno, el telediario me parece también muy perjudicial, y nadie lo critica. O quizá sí.

Se habla mucho de la telebasura; de lo que es y de la influencia que tiene en la sociedad en la que vivimos. Yo, que he trabajado en programas de muy diferente tipo y condición, pienso que lo más hediondo que he hecho no ha sido siempre lo que muchos considerarían desecho auduivisual. Vamos, que he trabajado en programas de cierto prestigo (o con pretensiones de “programas serios”); y puedo asegurar que el grado de manipulación; y la nula voluntad por ser rigurosos han sido la nota dominante. No siempre, por supuesto. Pero en muchos casos, sí.

Quizá por esa razón, prefiero reírme un rato con inventos extravagantes que aceptan su propio carácter lúdico, y no intentan disfrazarse con las ropas de lo intelectual. Los disfruto como puros divertimentos; concesiones a la frivolidad, que tanta falta nos hace en los tiempos que corren. Al menos la frivolidad deliberadamente aceptada; la que no va de nada, ni afecta a cuestiones transcendentales, política, social o humanamente (si se me permite la expresión). Puestos a definir la telebasura, más perniciosos me parecen esos programas matinales en los que algunos buitres de la comunicación se empeñan en hacer espectáculo de las miserias ajenas. ¿Afán informativo? ¿Ánimo de denuncia? Puaj y repuaj: yo vivo desde hace años al otro lado de las cámaras, y sé que en la gran mayoría de los casos lo único que se persigue es un buen dato de audiencia. Le pese a quien le pese; caiga quien caiga. Sin importar el rigor informativo; ni por supuesto la dignidad de quienes atraviesan situaciones terríblemente dramáticas.

Por eso prefiero esas trivialidades tan de mentira, tan absurdas y tan... tan... pedestres, podría decir. Vale que “Gandía shore” (con su florido lenguaje y su elegante estilo... ejem) es un ejemplo bastante extremo, pero ahí van varios formatos que me divierten sin más. Supongo que almas más sensibles que la mía pueden sentirse agredidas por esta sarta de ordinarieces que a continuación enumero. Pero a ell@s les puede servir como lista de programas a evitar. Sólo por eso ya merece la pena prestarle atención:

“¿Quién quiere casarse con mi hijo?”. Programa de estupenda factura, divertido hasta límites insospechados y muy fácil de consumir. La primera temporada fue mejor que la segunda... pero ésta nos está regalando momentos gloriosos, como los monólogos de la (maravillosa) pretendienta china; o las ingeniosas salidas de la madre del gay gallego;

“El juego de tu vida”
. Brutal hasta decir basta, me fascina que la gente se preste a arrastrar por el suelo su imagen pública (y privada) con tal de ganar un puñado de euros. Y la impasibilidad de la presentadora al escuchar determinadas barbaridades... Bueno, eso ya no tiene precio.

“Más que amigos”
. Adolescentes americanos que se arriesgan al mayor de los ridículos declarándose a sus mejores amigos frente a millones de espectadores. Tan patético como delicioso. En general, cualquier “dating show” de la MTV merece una tarde de risas, asombro y palomitas. Advertid@s quedáis;

“Enfermedades vergonzantes”
. Lo explícito llevado a sus últimas consecuencias. Una delicatessen para paladares poco escrupulosos... y estómagos de hierro, también. Pero es que a mí todo lo relacionado con la medicina me da un morbo tremendo;

“Tu estilo a juicio”
. Decirle a una persona que es un auténtico escombro; y que tiene peor gusto que Ana Obregón eligiendo ropa interior debe ser muy liberador; y nos ofrece momentos de gran jocosidad. Me gusta, me gusta...

“My supersweet sixteen”
. Más adolescentes americanas, esta vez mostrando su insoportable pijerío y despotricando contra todo y contra todos para conseguir una superfiesta perfecta (osea). Lo veo como el paradigma de la sociedad de consumo, expuesto ahí, a lo bestia.

¡Ay! Se me acaba el tiempo. Pido disculpas porque se queda en el tintero otro montón de formatos imprescindibles. De mi afán por el teletienda y los programas de echadores de cartas quizá deba hablar otro día. O a lo mejor no, porque a este paso no me va a quedar ni un solo seguidor en el blog. Con lo formalito que me estaba quedando todo. En fin: tarde o temprano tenía que aparecer esta faceta mía. Qué le vamos a hacer. Es lo que hay.

14 comentarios:

  1. No veo telebasura, pero tú nueva entrada es fantástica!!! da gusto leerte!! casi me pongo a ver hasta los programas!!! el tema echadores de cartas no estaría mal... te sigo siempre que puedo, ánimo!! me encanta tu blog, un besazo

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    1. Gracias, Elena!!!! Si no ves ese tipo de programas... ¡persiste, sé disciplinada! porque enganchan desde el primer vistazo. Se nota que tengo una mente enferma...

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  2. Desde el anonimato... Yo he trabajado hasta en programas de echador@as de cartas... El caso es que esos programas me aburren sobremanera porque no me los creo... Para eso, mejor una peli buena, o una novela donde todo esté medido... el reality es todo menos eso.. reallity. Entonces... mejor pasar a la ficción.

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    1. Bueno, es que yo acepto que el reality es una especie de ficción impostada; o una mentira con pinta de pseudo-realidad. Y el simple hecho d epensar que algunos (sean de verdad así o actúen conforme a un guión) son capaces de ofrecer esa imagen pública... ¡me parece fascinante! Eso, y que soy muy friky. Nunca he tratado de ocultarlo. Aunque algunas anónimas también tienen su pedraíta, no es por señalar... ¡Un beso grande!

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  3. Yo estoy de acuerdo contigo en que hay ciertos programas que van de serios que son de mucha peor calidad humana en el fondo, puesto que aprovechan las tragedias personales y tan delicadas de muchas personas para rellenar horas punta en la tele, y eso sí que es detestable. Al fin y al cabo, los participantes que van a este tipo de programas tan globalmente etiquetados como "telebasura", lo hacen de forma voluntaria, y cada uno asume las consecuencias, bien de críticas, o el precio de un minuto de fama. Sus motivos tienen, todos respetables, como pueden ser los de caracter económico, un salto a la fama, ganarse una portadita....da igual, son voluntarios y para ellos son válidos. Harta de que la mayoría se considere con la verdad, pues el fino y sutil detalle que aportas, de que los otros programas juegan con la miseria ajena...no suele apreciarse por esa mayoría. Y que conste, que yo no suele ver tele. No tengo la costumbre y/o el tiempo.Pero respeto. Un besazo.

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    1. Es justamente lo que quería expresar. Un besote... guapa...

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  4. Bueno, en realida soy de las quqe apenas vé la televisión. No me gusta llevarme el trabajo a casa (aunque últimamente ya me gustaría que me pusieran deberes)
    De todas maneras te felicito, ya que hay poca gente que exponga sus miserias tan abiertamente!!! Superbala eres la leche!!!! Voy a intentar ver al menos alguno, porque necesito una dosis de realidad surrealista en mi vida.
    Sigue asi!!! Que eres muy entretenido

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    1. Gracias, querida. Y en cuanto a lo de reconocer mis miserias... hace tiempo que trato de no avergonzarme, ni de mis gustos ni de mis disgustos. Sólo a veces lo consigo, pero se queda uno tan a gusto cuando se explaya...

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  5. Yo, prácticamente no veo televisión, salvo los simpson y algún capítulo de alguna serie, pero recientemente me ha llamado la atención "Pesadilla en la cocina" un formato llamativo y espeluznante a simple vista en el que el cocinero famoso llega a poner paz y orden en los peores restaurantes de la ciudad, pero lo repetitivo del programa me ha llegado a aburrir (Restaurante lleno de mierda en el que no entran ni las moscas y con todos los empleados enfadados entre si al que llega un cocinero famoso y los convence a todos de que tener las cosas limpias y ordenadas y no dar mierda a la clientela es más rentable que lo que venían haciendo).
    En definitiva, creo que la televisión, salvo honrosas excepciones es una mierda, desde los informativos manipulados, los realities, los sacamantecas de por la tarde y los debates tendenciosos a más no poder. Me da pena, por que sé que hay grandes profesionales detrás, pero la demanda manda, y la gente demanda mierda, la vida es asín

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    1. ¿No te da pena ser tan moralista???? Hijo, relájate y disfruta... Aunque parezca mentira, hay cosas (y gente) ahí fuera que NO son una mierda. también en la tele. Me parec eimportante mantener siempre un espíritu crítico; saber lo que ves, para qué lo ves, y cómo lo ves. pero decir que la tele es una mierda es como decir que internet es una mierda. Matar al medio por la calidad (o el defecto) del mensaje que transmite no tiene mucho sentido. Yo no sé si soy un gran profesional, pero he trabajado en productos técnicamente muy buenos que muchos considerarían bazofia pura (y quizá, en muchos sentidos, podían parecerlo).
      De todas formas, deberías estar contento con este tipo de productos d elos que hablo en la entrada. Todos ellos son rentables. Súperrentables, diría. De eso se trata, según tú, ¿no?
      ¡Un beso gordo! Qué me gusta una polémica...

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    2. Superbaba> Nota: Lo de "moralista" lo digo porque creo que muchas veces yo también lo soy. Y me da pena. Un poco.

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    3. Quizás no me he explicado bien. El motivo principal por el que no veo la tele es que me aburre mortalmente, y que me ha aburrido tanto en el pasado que me da una pereza terrible sentarme a ver un programa nuevo. Me pasa algo parecido con el cine español (¡otro temita!).

      Con respecto a la rentabilidad de los programas de TV, nada que discutir, ellos lo ponen, ellos ganan dinero, yo no lo veo y punto. Mientras nadie me ponga una pistola en la cabeza para tragarme Sálvame Deluxe no me quejo, además, me permite atribuirme un cierto aire de intelectualidad al desdeñar los productos dirigidos a las grandes masas (nótese que está dicho con cierta coña), aunque por otro lado me planteo que las televisiones optan por la solución fácil en la mayoría de los casos, quiero decir ¿Sería realmente imposible conseguir las audiencias de Sálvame o Gran Hermano con otro tipo de programas? ¿Es imposible competir con ellos con otros contenidos?

      Por último, entiendo que entre los millones espectadores de la televisión actual habrá de todo, mi respeto para todos ellos.

      Besos

      PD. Eso de "superbaba" ¿Es un desliz digital o un "alter ego"?

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    4. "¿Sería realmente imposible conseguir las audiencias de Sálvame o Gran Hermano con otro tipo de programas? ¿Es imposible competir con ellos con otros contenidos?". Grandes preguntas que sesudos teóricos se siguen empeñando en contestar. Ýo no tengo respuesta; al menos, no tengo una respuesta sencilla, ni completa. Pero, en la línea con mis sospechas conspiracionistas, añadiría otra pregunta: "¿De verdad interesa desarrollar y emitir otro tipo de programas? (Nótese el uso del impersonal para referirme a esas oscuras y arcanas sociedades de poder que manejan los hilos y reparten la manteca... o la margarina, según el caso).

      De todas formas, está claro que tu idea de "rentabilidad" difiere bastante de la mía. Y también quiero recordar que los operadores privados de televisión prestan un SERVICIO PÚBLICO a través de concesión. Pero ambas cuestiones daría para sendas actualizaciones, y yo estoy en un plan ahorrador que ni te cuento. Hasta para las actualizaciones. Asíq ue ya hablaremos del temita.

      Por último: lo de "superbaba" es un desliz; pero me parece un buenísimo punto de partida para crearme un "alter ego". Besos!

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  6. Yo vi el GH 1 por la novedad, al igual qe OT 1 y me enganché. Además por entonces compartía piso con un compañero y nos partíamos con el tema. Comencé a ver la segunda temporada de ambos y ya la cosa empezó a ser monótona. Ahora escucho que va por la 13 ó 14 temporada GH y se me queda lejísimo.
    Lo mejor es que hace unos meses, para echar una cabezadita cuando llego por la tardes a casa, pongo el Sálvame, y joder, que al final no me duermo y me engancho con la Rosa Benito y cía. Tremendo.

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